Tal y como reza en la exposición de motivos del Proyecto de ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, aprobado en el Consejo de Ministros de 27 de julio de 2012, la transparencia, junto con el acceso a la información pública y a las normas de buen gobierno, deben ser los ejes fundamentales de toda acción política. Gobierno abierto, Open Data, transparencia, acceso a la información, buena gobernanza, rendición de cuentas… son términos que durante dos días han estado encima de la mesa en el I Congreso Internacional Open Government en Valencia. Dicho encuentro, organizado por la Asociación Valenciana de Politólogos (AVAPOL), junto con la Universitat de Vàlencia y la Red Derecho TICs, ha sido, sin duda, el encuentro más importante que se ha organizado hasta ahora en nuestro país y que ha reunido a más de 250 expertos en la materia.
Mi aportación fue, cuanto menos, distinta y distante, porque me remití al germen del sistema político occidental, a la Democracia ateniense, como punto de partida de nuestra actual democracia. Partimos de la base de que gozamos de un sistema democrático heredado de la Grecia clásica, en donde la ‘relativa’ participación de sus ciudadanos, las transparencia de información y la rendición de cuentas estaban a la orden del día. Todos los considerados ciudadanos atenienses podían, libremente y por derecho propio, ejercer el derecho al voto sin necesidad de que nadie votara por ellos. Asimismo, todas las decisiones concernientes a la polis debían ser aprobadas por la Asamblea y, en caso de que los altos mandatarios supusieran un peligro para el estado, podían ser condenados al Ostracismo.
El gran error de la democracia ateniense fue haber participado en la Guerra del Peloponeso, que Pericles creyó que ganaría en dos días. Las dos ciudades estado más grandes de Grecia, Esparta y Atenas, se declararon en guerra. Atenas se había aliado a una cierta cantidad de ciudades del Mar Egeo, que tenían que pagarle tributo. Esparta usó esto como pretexto y declaró la guerra. Más tarde Atenas quedó sitiada y asolada por la peste. Nuestra joven democracia, de momento, permanece vigente y lo hace buscando mayor empoderamiento, buscando un sistema un que garantice la participación ciudadana en la toma de decisiones, la transparencia y el acceso a la información así como la responsabilidad y el buen hacer de sus gobernantes.
¿Nos quedamos en el modelo griego, seguimos avanzando o buscamos un modelo intermedio?

