Muchas han sido las opiniones vertidas a favor y en contra de la entrevista realizada por Gloria Lomana al presidente del Gobierno en los informativos de Antena 3 al llegar al ecuador de su legislatura. No voy a entrar en detalles ni pretendo abordar su contenido político. No me pronunciaré sobre si estoy a favor o en contra del aborto; si me parece o no lícito la celebración del referéndum independentista que reclama Mas por activa y por pasiva. Éste no es lugar para ello. Independientemente de mi ideología política, de mis simpatías o antipatías para con el presidente, si comparamos esta entrevista con la que ofreció en TVE al llegar a La Moncloa, es incuestionable que la Comunicación Política de Mariano Rajoy ha mejorado considerablemente. Su discurso ha estado más perfilado y menos disperso que en otras ocasiones.
Ha sido una entrevista conducida por el entrevistado, más que por la entrevistadora. La contundencia y la seguridad que el presidente ha demostrado en sus respuestas se ha reflejado en el lenguaje no verbal, en sus gestos, en su mirada, en sus manos… Con su cabeza siempre derecha y en postura natural; sin desviar la mirada de su interlocutora; sin vacilar ni titubear en sus respuestas; con gestos abiertos y movimientos de manos firmes; evitando gestos histriónicos, como de costumbre, el presidente ha demostrado una cuidada puesta en escena.
Se puede decir que Mariano Rajoy ha sido contundente en las forma más que en el fondo. Sigue transmitiendo esa imagen de hombre tranquilo, sereno e inmutable que, según anuncia, seguirá trabajando con el mismo equipo de gobierno para llegar a ese' mañana colmado de días azules y soleados'.

